La historia entre la madera y el vino en Rioja
En Bodegas Zinio, situados en Uruñuela, Rioja Alta, sabemos que cada vino es el resultado de una historia compartida: la de la tierra, la vid, las personas y, por supuesto, la madera.
El tipo de barrica en la que envejece el vino marca profundamente su carácter. Por eso hoy queremos contarte cómo el roble francés y el roble americano se convirtieron en dos pilares fundamentales de la identidad de Rioja… y también de la nuestra.

¿Cuándo empezó Rioja a usar barricas de roble?
Aunque Rioja tiene siglos de tradición vitivinícola, fue en el siglo XIX cuando comenzó el uso de barricas pequeñas.
Con la llegada de enólogos franceses tras la crisis de la filoxera en Burdeos, se introdujeron las barricas bordelesas de roble francés, que permitían elaborar vinos más elegantes y de guarda.
Así nació la idea del vino de crianza, envejecido y afinado con paciencia, donde la madera se convierte en aliada del vino.

El descubrimiento del roble americano
Poco después, el roble francés se volvió escaso y costoso, mientras que España mantenía un intenso comercio con América. De allí llegaba el roble blanco americano (Quercus alba), más fácil de trabajar y con un perfil aromático distinto.
El resultado fue un vino con notas dulces, vainilla, coco y caramelo, más redondo y amable en boca.
El roble americano se convirtió entonces en la madera favorita de las bodegas riojanas clásicas, y durante décadas fue la seña de identidad del Rioja más tradicional.

El regreso del roble francés
A partir de los años 80, los enólogos riojanos empezaron a redescubrir el roble francés (Quercus petraea o Q. robur), de grano fino y mayor sutileza.
Su lenta oxigenación permite crianzas más largas y elegantes. En Zinio utilizamos ambas maderas y en algunos casos, combinamos ambos para encontrar el equilibrio perfecto entre fruta y madera, tradición y modernidad.

Enoturismo en Zinio: vive la experiencia de la madera
Visitar Bodegas Zinio es descubrir cómo la historia y la naturaleza se entrelazan.
Durante nuestras visitas guiadas, podrás recorrer la sala de barricas, apreciar el aroma del roble y degustar vinos criados en diferentes tipos de madera.
Comprobarás cómo cada barrica deja su huella en el vino: su textura, sus aromas, su personalidad.
Es una experiencia sensorial única para entender por qué el vino de Rioja —y especialmente el de Zinio— sabe tanto a tiempo como a tierra.